La cita fija con Mabel TemporelliAutor de la reseña Marcos Luczkow
Muestra Intermedios - diez artistas rosarinos en diálogo
Espacio Imago (Fundación OSDE)
Artista(s) Artistas varios
Técnica(s) Fotografía | Instalación | Otras | Pintura
Inauguración 13-01-2009 19:00
Cierre 07-03-2009 19:00
En una ciudad sofocante, sin el ajetreo excesivo de la oferta de eventos culturales a los cuales acostumbrados/das asistimos, una buena cita aparece para quienes quedamos disfrutando del corto silencio porteño. Se exhiben por segunda vez, pero en Imago de Buenos Aires, las obras de un grupo de artistas rosarinos que rondan entre los 40 y 60 años, “generación intermedia”.
Entre los diez artistas presentados por Hugo Masoero (gestor de La Caverna) en Intermedios re aparece la metáfora y la reflexión que tanto urge y que poco encontramos en las producciones actuales. Intermedios refiere a una generación, silenciada en un momento histórico en el que expresarse podía significar la muerte y, luego, silenciada nuevamente por políticas culturales oficiales que centraron su atención en círculos cerrados basados en la juventud, lo emergente, el éxito espontáneo, el individualismo y la ausencia de contenidos. Para que estas no sean solamente simples producciones de imágenes, la obra de Mabel Temporelli nos sorprende hablando de un pasado, “La cita fija es un recuerdo que tengo de los setenta: un grupo de jóvenes aferrados a las utopías debíamos pasar por la vereda de un bar un día y hora fijados, para ser vistos por un compañero que daría cuenta más tarde a otros de sus registros”.
Con el paso del tiempo y sus telas quemadas, Temporelli ha podido volver a esa cita. Ahora es ella quien mirando hacia afuera, hace recuentos y avistajes. Están pasando infancias, recuerdos, las puede ver una tras otra...también pasan las historias de sus hijos corporizadas en objetos intervenidos cuidadosamente.
En las notas que escribe al respecto utiliza inocente/contundente la temperatura de las interrupciones vividas por ella misma.
Con la huella del calor con la que atraviesa los tejidos (buchis) busca el poder del fuego transformador y reparador de los antiguos alquimistas. Mediante una autorreferencia literal su única cita fija es tán solo una acción ritualizante de sanación.